Reflexiona:
Jesús dijo: «Yo sé que uno de ustedes me va a traicionar».
Piensa:
En casi todas las películas de acción se van desencadenando sucesos y acciones entre los protagonistas que llevan la historia al clímax en el que el bueno y el malo se enfrentan. En muchas ocasiones el protagonista tiene la oportunidad de actuar con anticipación para terminar con su enemigo, pero decide darle la oportunidad de arrepentirse, cosa que al final no sucede y termina todo en una gran batalla.
Algo así es lo que vivimos esta semana, nos damos cuenta que cada una de las decisiones que ha tomado Jesús, no fueron al azar, y todos los discípulos están junto a él para cumplir un rol. Él sabe a quienes eligió, sabe por qué están ahí, incluso el que lo iba a traicionar era importante, porque debía cumplir lo que decía la Escritura sobre ese momento.
Y esto no es muy diferente de nuestras vidas comunitarias, en el colegio, el trabajo, la familia; todos tenemos un rol, somos importantes, nada ni nadie pasa por nuestras vidas por mera casualidad. Cuando entendemos que todo tiene un propósito es cuando dejamos de luchar por imponer nuestra voluntad y empezamos a dejar que Dios nos muestre el propósito de todo lo que vivimos.
Y esto no significa que nuestra vida sea como un guion preestablecido del que no nos podemos salir, claro que podemos decidir. Las cosas que suceden y las personas que conocemos están ahí por algo, pero la forma en que reaccionamos y lo que aprendemos de cada situación es cosa nuestra. Incluso Judas pudo haber tenido un final diferente, en lugar de dejarse consumir por la culpa pudo haberse arrepentido y pedir perdón sincero a Jesús y ya sabemos cuán grande es el amor que él nos tiene, y seguramente le hubiera perdonado.
Así que el texto de hoy es una invitación a la fe y a la obediencia, a dejarnos guiar por Dios en las buenas y en las malas, porque al final del camino todo tiene un propósito, así es que procuremos que nada nos aleje de él, ni el miedo, ni la culpa, ni la vergüenza. Estemos seguros de que siempre, por muy graves que sean nuestras faltas, él está esperando que regresemos a su presencia.
Dialoga:
Señor Jesús, tú conoces mi alma, sabes lo que habita en mi corazón, conoces mis debilidades y mis defectos; y aun así me has llamado y me sigues invitando a seguirte y a estar a tu lado. Gracias Señor, por tu infinito amor, por amarme hasta el extremo, y por continuarme amando más allá de mi entendimiento. Dame la gracia de saber siempre reconocer mis faltas y nunca dudar en volver a ti, para continuar caminando y cumplir la misión que tienes para mí.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Gracias Señor, por amarme infinitamente»
Recalculando:
Puedes hacer un análisis de tu vida, tratando de ver los momentos importantes y buenos, de aquellos que no son tan buenos. Tu acción de hoy es interna. Pídele a Jesús que te ayude a perdonar esos momentos que no fueron los mejores, donde sentiste que lo traicionaste. Él está dispuesto, ahora tú acepta también que esto forma parte de tu historia y aprende de esos momentos.
Texto del Evangelio de hoy: San Juan 13:21-33, 36-38
Después de que dijo esto, Jesús se sintió muy preocupado, y añadió: «Yo sé que uno de ustedes me va a traicionar.»
Los discípulos comenzaron a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando.
Mientras cenaban, el discípulo favorito de Jesús estaba sentado junto a él. Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara a Jesús de quién estaba hablando. Ese discípulo se acercó más a Jesús, y le preguntó:
—Señor, ¿quién te va a traicionar?
Jesús le respondió:
—Es el que va a recibir el pedazo de pan que voy a mojar en la salsa.
Jesús mojó el pan y se lo entregó a Judas hijo de Simón, el Iscariote. En ese mismo instante, Satanás se metió en el corazón de Judas.
Jesús le dijo: «Judas, apúrate a hacer lo que has planeado.»
Pero ninguno de los que estaban allí entendió lo que Jesús había dicho. Como Judas era el encargado de guardar el dinero del grupo, algunos pensaron que Jesús le había pedido que comprara lo necesario para la fiesta de la Pascua, o que repartiera dinero a los pobres.
Después de recibir el pan, Judas salió inmediatamente. Para entonces, ya estaba oscuro.
Después de que Judas salió, Jesús les dijo a los otros discípulos:
—Ahora la gente podrá ver lo grande y poderoso que soy yo, el Hijo del hombre. Gracias a mí también podrán ver lo poderoso y grande que es Dios. 32 Si yo hago que la gente vea lo grande y poderoso que es Dios, entonces Dios hará que la gente también vea lo poderoso y grande que soy yo. Y Dios hará esto pronto.
Mis amados amigos, dentro de poco ya no estaré más con ustedes. Me buscarán, pero no me encontrarán. Les digo a ustedes lo mismo que les dije a los jefes judíos: No pueden ir a donde yo voy.
Simón Pedro le preguntó a Jesús:
—Señor, ¿a dónde vas a ir?
Jesús le respondió:
—Ahora no puedes venir conmigo. Pero después sí vendrás.
Pero Pedro insistió:
—¿Por qué no puedo acompañarte ahora, Señor? ¡Estoy dispuesto a morir por ti!
Jesús le contestó:
—¿En verdad estás dispuesto a morir por mí? Te aseguro que, antes de que el gallo cante, tres veces dirás que no me conoces.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Leer más posts sobre: Lectio Divina
Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.
Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados
Haz Tu Donación AhoraSubscríbete
Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.