Reflexiona:
Jesús le dijo a Nicodemo: «Hay que nacer de nuevo».
Piensa:
«No puedes enseñar a un perro viejo trucos nuevos» es un refrán que resume cómo la capacidad de aprendizaje disminuye con la edad. Y esto viene muy ad hoc con la reflexión de hoy. Vemos a Nicodemo, un anciano, que se sorprende cuando Jesús le dice que para entrar en el reino de Dios es necesario nacer de nuevo. Y Nicodemo se pregunta cómo podría regresar al vientre materno para volver a nacer. Y Jesús le explica que se trata de renacer en espíritu.
Muchas veces nosotros mismos nos encontramos ante esta disyuntiva en la vida espiritual. Somos, como dice el refrán: «perros viejos», estamos cómodos con nuestra forma de ser y de actuar. Nos sentimos seguros de lo que sabemos; estamos contentos con lo que tenemos, y nos cuesta dejar a ese «viejo yo» para renacer a una nueva vida al lado de Dios.
Muchos somos jóvenes, pero tenemos almas viejas, tenemos arrugas en el corazón y surcos por efecto de las tristezas y las penas. Hemos permitido que la apatía nos robe la lozanía del alma y la alegría de vivir como hijos de Dios. Pero hoy Jesús nos invita a entrar a este quirófano para un tratamiento de rejuvenecimiento espiritual. Solo él, como un gran cirujano puede eliminar las marcas del tiempo en nuestra alma, borrar las cicatrices del dolor y hacernos lucir como personas nuevas.
Piensa, ¿cuáles son esas arrugas, cicatrices y manchas que te hacen lucir como un alma vieja? ¿Dejarías que Jesús se encargue de renovar tu alma para ser una nueva persona? ¿Estás listo para un lifting espiritual?
Dialoga:
Señor Jesús, tú conoces las cosas que hay en mi alma y mi corazón. Sabes de mis penas y mis temores. Conoces las cosas que me avergüenzan y las que me impiden ser un seguidor fiel. Te pido que con tu mano sanadora toques estas marcas del tiempo y las disuelvas para convertirme en una nueva persona, para renacer de tu gracia y ser parte contigo de la alegría del reino de Dios.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, hazme renacer de tu amor»
Recalculando:
Para hoy te propongo que hagas dos acciones, una hacia dentro de ti. Sin miedo, con la confianza en Jesús, busca alguna actitud que te estorba para sentirte bien. Y si te ha costado sacártela, ofrécela al Señor para que él te ayude. Y, por otro lado, busca entre las personas que te rodean a alguien que por algún motivo esté desanimado, acompáñalo o llámalo por teléfono. Dale ánimo, recuerda que en Jesús todos podemos aceptar para cambiar.
Texto del Evangelio de hoy: San Juan 3:1-8
Una noche, un fariseo llamado Nicodemo, que era líder de los judíos, fue a visitar a Jesús y le dijo:
—Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, pues nadie podría hacer los milagros que tú haces si Dios no estuviera con él.
Jesús le dijo:
—Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.
Nicodemo le preguntó:
—¿Cómo puede volver a nacer alguien que ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre?
Jesús le respondió:
—Te aseguro que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Todos nacen de padres humanos; pero los hijos de Dios sólo nacen del Espíritu. No te sorprendas si te digo que hay que nacer de nuevo. El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así también sucede con todos los que nacen del Espíritu.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Leer más posts sobre: Lectio Divina
Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.
Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados
Haz Tu Donación AhoraSubscríbete
Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.