Reflexiona:

Las mujeres se asustaron mucho, pero también se alegraron… Los soldados aceptaron el dinero y le contaron a la gente [una mentira].

Piensa:

Cuando nos enfrentamos a situaciones que refutan nuestras creencias y nos damos cuenta que estábamos errados podemos tener dos reacciones: 1) Aceptar la nueva realidad y cambiar nuestra forma de pensar ante las pruebas irrefutables de nuestro error o, 2) Sumirnos en la negación y continuar con nuestras ideas erróneas como si nada hubiera pasado. Es muy duro aceptar nuestras equivocaciones y modificar nuestros esquemas de pensamiento cuando nos enfrentamos a una realidad que nos golpea de frente y hace temblar nuestro «mundo perfecto». Podemos elegir vivir alimentando nuestras fantasías o hacer un cambio y afrontar la realidad.

Hoy Jesús nos dice: «no tengan miedo». Esta frase que repite una y otra vez a las personas con las que se encuentra, es como un aviso de que lo que estamos viviendo es un momento determinante en nuestra historia. No tengamos miedo de reconocer nuestras debilidades, no tengamos miedo de aceptar que nos hemos equivocado, no tengamos miedo de pedir perdón, no tengamos miedo de cambiar de rumbo, de retomar nuestros compromisos. Jesús resucitado nos invita a vivir desde ahora en la resurrección con él, a una nueva vida, a una nueva forma de pensar. Y nos llama a anunciar esa nueva verdad a los demás.

¿Cuáles son los miedos que te tienen atado al pasado? ¿Cuál es esa realidad que hoy se te revela? ¿Estás dispuesto a aceptar la invitación de Jesús para dejar atrás los miedos y hacer un cambio en tu vida? ¿O prefieres hacer como los soldados y seguir viviendo en la mentira?

Dialoga:

Señor Jesús, que en la fiesta de tu resurrección haga nacer en mí una nueva forma de pensar y de ver la vida. Que pueda aceptar contigo la luz de la verdad y convertirme en un promotor de tu palabra. Que nunca me canse de buscar los medios para llevar la alegría de tu amor a las personas que lo necesitan empezando por aquellas más cercanas a mí, en mi familia, mi grupo de amigos, mi comunidad.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que sepa aceptar tu verdad»

Recalculando:

Hoy te invitamos a un acto interior: mírate y descubre en tu vida algo que sabes que es un autoengaño. Puede ser una situación difícil que no has contado, una doble vida, algo que en tu interior no has querido aceptar. Ahora en un momento de silencio lo dejas en manos del Señor y muestra un cambio para liberarte de eso que te tenía atrapado.

Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 28:8-15

Las mujeres se asustaron mucho, pero también se alegraron, y enseguida corrieron a darles la noticia a los discípulos. En eso, Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron a él, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo: «No tengan miedo. Corran a avisarles a mis discípulos, para que vayan a Galilea; allí me verán.»

Las mujeres fueron a buscar a los discípulos. Mientras tanto, algunos de los soldados que cuidaban la tumba regresaron a la ciudad. Allí les contaron a los sacerdotes principales todo lo que había pasado. Entonces los sacerdotes y los líderes del país decidieron pagarles mucho dinero a los soldados, para que no dijeran lo que en verdad había sucedido. Les dijeron:

«Vayan y digan a la gente que los discípulos de Jesús vinieron por la noche, cuando ustedes estaban dormidos, y que se robaron el cuerpo de Jesús. Si el gobernador llega a saber esto, nosotros hablaremos con él, y a ustedes no se les culpará de nada.»

Los soldados aceptaron el dinero y le contaron a la gente lo que los sacerdotes principales les habían indicado. Esta misma mentira es la que se sigue contando entre los judíos hasta el momento de escribir esta historia.

 Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.