Reflexiona:

«María quedó muy impresionada por todo lo que estaba sucediendo, y no dejaba de pensar en eso.»

Piensa:

¿Recuerdas qué comiste por la mañana hace cinco días? ¿De qué color era la ropa que usaste en tu último cumpleaños? No es fácil recordarlo, ¿verdad? En el mejor de los casos abriremos nuestras redes sociales para buscar alguna foto que nos recuerde ciertos momentos.

Si hacemos una evaluación de nuestras memorias nos daremos cuenta de que olvidamos o pasamos por alto la mayor parte de los detalles de nuestro día a día. Quizá por eso a veces nos cuesta tanto hacer una evaluación de nuestras acciones, ya sea para saber qué hicimos bien para conseguir un éxito o cuáles fueron nuestros errores que nos llevaron a algún fracaso.

Hoy vemos en María una actitud que pocas personas practican: la reflexión; ese hábito de vivir prestando atención a lo que sucede en nuestro alrededor, atesorando cada minuto, pero no en la memoria del celular o en «la nube», sino en nuestro corazón.

Hoy el Evangelio nos invita a disfrutar cada minuto que vivimos, porque es único y no ha de volver. El hábito de la reflexión también nos ayudará a vivir de una manera más sabia, ya que solo de ese modo aprendemos de nuestros errores para no volver a cometerlos.

Dialoga:

Gracias Señor, por todo cuanto me regalas y que muchas veces no sé apreciar. Concédeme la gracia de ver con tus ojos y contemplar la maravilla de la vida. Permíteme disfrutar cada momento y a discernir sobre mis acciones para encontrar el mejor camino para ir hasta ti.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Cada minuto es un regalo de Dios»

Recalculando:

Hoy te invitamos que antes de acostarte o en algún momento del día te tomes un momento para hacer un recuento de tu día. Piensa en las cosas buenas y malas que te han sucedido y aprende algo de cada una de ellas. Si te cuesta un poco de trabajo las puedes escribir. Al finalizar este momento de reflexión medita sobre las lecciones que te dejan esos acontecimientos. Repítelo todos los días para hacerlo un hábito.

Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 2:16-21

Los pastores fueron de prisa a Belén, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Luego salieron y contaron lo que el ángel les había dicho acerca del niño. Todos los que estaban allí se admiraron al oírlos.
María quedó muy impresionada por todo lo que estaba sucediendo, y no dejaba de pensar en eso.
Finalmente, los pastores regresaron a cuidar sus ovejas. Por el camino iban alabando a Dios y dándole gracias por lo que habían visto y oído. Todo había pasado tal y como el ángel les había dicho.
Cuando Jesús cumplió ocho días de nacido, lo circuncidaron y le pusieron por nombre Jesús. Así lo había pedido el ángel, cuando le anunció a María que iba a tener un hijo.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.