Evangelio del hoy: San Lucas 10:38–42

Reflexiona:

Jesús dijo: –¿Por qué te preocupas por tantas cosas? Hay algo más importante.

Piensa:

¿Cuántas veces te has metido en problemas o has empeorado una situación por actuar apresuradamente sin reflexionar sobre tus acciones? ¿Cuántas veces te sucede que el día, la semana o el año «se va, sin que te des cuenta»?

Hoy María nos enseña que debemos tener prioridades en nuestra vida y no dejar que lo urgente nos haga olvidar lo importante. Y esto no significa que debamos pasar nuestra vida reflexionando, porque nos puede llevar al extremo de pensar tanto las cosas, que la vida se nos escape sin que hayamos hecho nada. Lo importante es buscar el equilibrio entre la reflexión y la acción, y así nuestro tiempo será más efectivo.

Dialoga:

Señor Jesús, quiero pedirte que me ayudes a calmar mi alma, que a veces se pierde entre las preocupaciones de la vida cotidiana. No permitas que el ruido del mundo me impida escuchar tu voz, porque de tu palabra proviene toda la sabiduría para una vida plena y feliz.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que siempre esté atento a tu voz»

Recalculando:

Hoy te invitamos a tomarte un momento de reflexión para hablar sobre tus planes contigo mismo y con Dios, y trazar un plan para lograr tus metas. Recuerda lo que nos enseñó María, escuchar lo que Dios tiene que decir sobre tus planes te ayudará a tener una idea más clara sobre los pros y los contras. ¿Qué planes tienes en el corto  y mediano plazo? ¿Qué te impide lograrlos? ¿Hay algún conocimiento que te haga falta para poder lograr esas metas? ¿Qué vas a hacer al respecto?

Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 10:38–42

En su viaje hacia Jerusalén, Jesús y sus discípulos pasaron por un pueblo. Allí, una mujer llamada Marta recibió a Jesús en su casa. En la casa también estaba María, que era hermana de Marta. María se sentó junto a Jesús para escuchar atentamente lo que él decía. Marta, en cambio, estaba ocupada en preparar la comida y en los quehaceres de la casa. Por eso, se acercó a Jesús y le dijo:

—Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola, haciendo todo el trabajo de la casa? Dile que me ayude.

Pero Jesús le contestó:

—Marta, Marta, ¿por qué te preocupas por tantas cosas? Hay algo más importante. María lo ha elegido, y nadie se lo va a quitar.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ^® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.