Reflexiona:

Jesús dijo: «Yo no necesito que nadie hable bien de mí…. Yo puedo probarles que de verdad mi Padre me ha enviado».

Piensa:

A lo largo de la historia la mayoría de las marcas: ropa, perfumes, autos, alimentos; han recurrido a una técnica de marketing para buscar la aceptación de las masas: los embajadores. Un embajador de marca es alguien famoso que tiene cierta influencia entre sus fans y a quien las marcas le pagan para usar un vestido, tomarse una foto tomando una bebida o hacer un spot diciendo que usa tal o cual producto… aunque no sea cierto. Pero esa acción hace que los fans le imiten y adquieran el producto en cuestión.

Bueno pues algo así sucedía en tiempos de Jesús, los profetas necesitaban el respaldo de algo o alguien para ser «creíbles», por eso en varias ocasiones las personas se acercaban a Jesús para saber quién lo enviaba, de dónde venía su poder y su autoridad. Algunos creían por los milagros, pero otros se mantenían escépticos.

Aún hoy en día esas palabras de Jesús siguen estando vigentes en nuestras vidas, son un reproche que nos dice: «sigues sin creer en mi palabra», sigues desconfiando de que lo que sucede en tu vida es lo mejor para ti y tiene un propósito. Sigues dudando de mi bondad y mi amor. Nos cuesta aceptarlo plenamente, creemos cuando nos sentimos emocionados y las cosas marchan muy bien en nuestras vidas, pero cuando llega alguna prueba nuestra fe se cae.

Pero no es un reproche castigador y acusador, sino por el contrario: «les digo esto para que crean y se salven», aun en nuestra incredulidad lo único que Dios quiere es amarnos. Así que no busquemos embajadores que validen la presencia de Dios, no le pongamos pruebas para aceptar su palabra, creamos porque él así nos lo ha dicho y nos lo ha demostrado.

Dialoga:

Señor Jesús, me doy cuenta que la única limitante para acceder a tu amor es mi propia incredulidad y mi falta de confianza en que siempre estás pendiente de mí y te preocupas por mis necesidades. Ayúdame a confiar, ayúdame a dejar mi indecisión para dejarte entrar en mi vida y disfrutar plenamente de tu compañía.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que nunca dude de tu amor»

Recalculando:

Estamos seguros que conoces personas a tu alrededor que siempre piden pruebas de la existencia de Dios. Hoy te invitamos a que seas tú mismo esa prueba. Con tu servicio, con tu diligencia, con tu amor puedes dar testimonio de Dios y de su Hijo Jesucristo. Sé amable, paciente con las personas busca una acción concreta, y verás que de golpe te transformas en enviado del Señor por tu estilo de vida.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 5:31-47

»Si yo hablara bien de mí mismo, ustedes dirían que miento. Pero conozco a alguien que dirá quién soy yo, y que confirmará que yo digo la verdad. Cuando ustedes enviaron mensajeros a Juan, él les dijo la verdad. Las enseñanzas de Juan fueron como una lámpara encendida en la oscuridad, y por un tiempo ustedes se alegraron de escucharlas.
»Pero yo no necesito que nadie hable bien de mí. Si he mencionado a Juan, ha sido sólo para que ustedes crean y Dios los salve. Yo puedo probarles que de verdad mi Padre me ha enviado. Así lo prueba todo lo que hago, y ni siquiera Juan puede ser mejor testigo. Porque yo hago las cosas que mi Padre me envió a hacer.
»Mi Padre me ha enviado, y él también habla bien de mí. Lo que pasa es que ustedes nunca lo han oído hablar, ni lo han visto cara a cara. Ustedes no aceptan su mensaje, pues no han creído en mí, que he sido enviado por él.
»Ustedes estudian la Biblia con mucho cuidado porque creen que así alcanzarán la vida eterna. Sin embargo, a pesar de que la Biblia habla bien de mí, ustedes no quieren creer en mí para alcanzar la vida eterna.
»A mí no me interesa que la gente hable bien de mí. Además, a ustedes los conozco muy bien, y sé que no aman a Dios. Él es mi Padre, y me ha enviado, pero ustedes no me han aceptado. Sin embargo, a quien viene por su propia cuenta, ustedes sí lo reciben. ¡Cómo van a creerme, si les gusta que sea la gente la que hable bien de ustedes, y no el Dios único!
»No crean que yo voy a acusarlos con mi Padre. Ustedes han confiado en lo que Moisés escribió, y será Moisés quien los acuse. Si le creyeran a Moisés, también creerían en mí, pues él escribió acerca de mí. Pero si no creen en lo que él escribió, ¿cómo van a creer en lo que yo les digo?»

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.