Reflexiona:

«¿Me amas?... Apacienta mis ovejas» (NBD).

Piensa:

Muchas veces en la vida nos encontramos con gente que defrauda nuestra confianza y aunque platiquemos con ellas y «arreglemos las cosas», no demostraremos nuestro perdón hasta que volvamos a confiarle algo similar a lo que nos falló alguna vez.

En el Evangelio de hoy vemos un diálogo un poco redundante entre Jesús y Pedro. Pongamos un poco de contexto: Jesús tiene este diálogo después de resucitar, o sea que hacía pocos días Pedro había negado conocer a Jesús en tres ocasiones (cuando cantó el gallo la noche de su aprensión), por lo que podemos imaginar lo incómodo que se sintió Pedro cuando Jesús le pregunta tres veces «¿Me amas?». Quizá sintió que era una nueva prueba, pero lo interesante es lo que Jesús le dice «Apacienta mis ovejas», refiriéndose a su papel de cabeza de la Iglesia, es decir, Jesús no sólo lo perdona, sino que vuelve a confiar en él y pone en sus manos una gran tarea, dirigir al pueblo que ha elegido.

Ahora piensa: ¿Cuántas veces nosotros mismos hemos negado a Jesús por cobardía frente a los amigos, profesores u otras personas que ridiculizan la fe o a la Iglesia? ¿Cuántas veces hemos tenido vergüenza de llevar un crucifijo en el pecho o hacer la señal de la cruz en un restaurante antes de comer, por miedo a las burlas? ¿Cuántas veces hemos bajado la cabeza y hemos callado con tal de no parecer «fanáticos», mientras atacan a nuestra Iglesia?

Y, sin embargo, Jesús sigue confiando en nosotros y nos vuelve a preguntar: «¿Me amas? ¿Me amas como dijiste después de una confesión o después de esos momentos fuertes que has tenido en tu vida espiritual? ¿Me amas lo suficiente como para reconocer que me has fallado, pero seguir a mi lado porque confías en mi amor?».

Y no hay mejor forma de demostrar nuestro amor a Jesús, y nuestro arrepentimiento por nuestras fallas que, retomando el servicio a nuestros hermanos, amando a nuestro prójimo, demostramos nuestro amor a Dios.

No nos cuestiona sobre nuestro amor para reprocharnos, sino para propiciar en nosotros esa convicción de volver a decir «Sí, Señor, te amo; y estoy listo para cumplir con la misión que me has encomendado».

¿Estás listo para dar una nueva respuesta y retomar el camino? Hoy Jesús te pregunta «¿Me amas?». ¿Cuál será tu respuesta?

Dialoga:

Señor Jesús, muchas veces te he fallado, por vergüenza, miedo o apatía. Me he alejado de la misión que me has dado como hijo de Dios; sin embargo, hoy quiero renovar mi amor hacia ti, dejar atrás los errores y encomendarme a tu infinita misericordia. Gracias por no apartarte de mi, solo te pido que me ayudes a tener una fe firme y una convicción fuerte para no volver a separarme del camino.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, tú sabes que te amo»

Recalculando:

Demostrarse a nosotros mismos que vamos por buen camino, es manifestar un cambio. ¿Recuerdas a alguien que te hizo daño? ¿Lo perdonaste de corazón? Siempre encontramos el tema del perdón como un obstáculo. Te invito que busques en tu corazón esa persona y hagas un gesto para perdonar que sea visible.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 21:15-19

Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Pedro:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

Él le respondió:

—Sí, Señor. Tú sabes que te quiero.

Jesús le dijo:

—Entonces cuida de mis seguidores, pues son como corderos.

Jesús volvió a preguntarle:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Pedro le contestó:

—Sí, Señor. Tú sabes que te quiero.

Jesús le dijo:

—Entonces cuida de mis seguidores, pues son como ovejas.

Por tercera vez le dijo:

—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

Pedro se puso muy triste de que tres veces le había preguntado si lo quería. Entonces le contestó:

—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.

Jesús le dijo:

—Cuida de mis ovejas. Cuando eras joven, te vestías e ibas a donde querías. Pero te aseguro que, cuando seas viejo, extenderás los brazos y otra persona te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir.

Jesús se refería a cómo iba a morir Pedro, y cómo de esa manera iba a honrar a Dios.

Después le dijo a Pedro:

—Sígueme.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.