Reflexiona:
Jesús les dijo: «¿Qué es más fácil? ¿Perdonar a este enfermo, o sanarlo?».
Piensa:
Hace unos días veía un documental sobre personas que padecen obesidad mórbida y que se les ofrecía la oportunidad de someterse a una cirugía de bypass gástrico para ayudarles a bajar de peso; y me llamó la atención el caso de una mujer que pesaba más de 600 libras (270kg) y que ya no podía caminar. El doctor le pregunta que, si ya no puede caminar cómo es que se la pasaba comiendo todo el día, y ella le dijo que su familia es quien le daba toda la comida que pedía. Entonces le dijeron que como requisito para la cirugía primero debía aprender a cambiar sus hábitos alimenticios y la sometieron a un tratamiento psicológico para arreglar primero la compulsión de la mujer por comer y la de su familia de darle todo solo para evitar discusiones. Al final la mujer recibe la cirugía porque aprende a comer menos, y su familia se compromete a ayudarla a mantener esos buenos hábitos.
Y ¿qué tiene que ver eso con el Evangelio? Bueno vemos algo similar en este texto, Jesús ante el enfermo primero se preocupa por sanar su alma, perdonar sus pecados, darle la salvación; y en segundo plano queda la curación física.
Quizá hoy mismo él nos pregunte a cada uno ¿qué prefieres vivir sano físicamente, pero con el alma perdida? ¿Tener las comodidades de la vida cotidiana, pero a costa de sacrificar tu honestidad y tus valores? ¿O prefieres tener paz mental, la conciencia limpia y el corazón alegre, porque Dios habita en él?
También es importante la actitud de las personas que llevan a este enfermo ante Jesús. Se preocupan por buscar el modo de ayudarlo a recuperar su salud. Ojalá todos nosotros tuviéramos esa misma actitud con nuestros hermanos, que en lugar de criticar o de dividir, nos preocupemos por ayudar y servir a los demás.
¿Qué tan dispuestos estamos para ayudar a otros a encontrarse con el Señor? ¿Somos un vehículo para acercar la salvación a nuestros hermanos, o somos un impedimento por nuestro mal testimonio?
Dialoga:
Señor Jesús, concédeme la gracia de saber estar siempre dispuesto a servir a mis hermanos para encontrarse contigo; que nunca me canse de ser un ejemplo e inspiración para que otros se acerquen a ti. Y también ayúdame a reconocer mis propias limitaciones para saber humildemente pedir tu perdón y tu ayuda.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, cura mi alma para poder seguirte»
Recalculando:
Para recalcular la vida, hoy te invitamos a que repienses cuáles son las cosas que en verdad obstaculizan que tú puedas vivir una vida plena con el Señor. Busca entre tus actitudes y realiza una propuesta de vida que te simplifique este obstáculo, para que cercanía con el Señor sea más certera y clara en tu vida.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 9:1-8
Después de esto, Jesús subió a una barca y cruzó al otro lado del lago para llegar al pueblo de Cafarnaúm, donde vivía. Allí, algunas personas le llevaron a un hombre acostado en una camilla, pues no podía caminar. Al ver Jesús que estas personas confiaban en él, le dijo al hombre: «¡Ánimo, amigo! Te perdono tus pecados.»
Algunos de los maestros de la Ley, que estaban en aquel lugar, pensaron: «¿Qué se cree éste? ¿Se imagina que es Dios? ¡Qué equivocado está!»
Pero Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, así que les preguntó: «¿Por qué piensan algo tan malo? Díganme: ¿qué es más fácil? ¿Perdonar a este enfermo, o sanarlo? Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo poder en la tierra para perdonar pecados.»
Entonces Jesús le dijo al que no podía caminar: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
El hombre se levantó y se fue a su casa. Cuando la gente vio esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado ese poder a los seres humanos.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Leer más posts sobre: Lectio Divina
Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.
Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados
Haz Tu Donación AhoraSubscríbete
Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.