Reflexiona:
Jesús dijo: «¡Deja que los muertos entierren a sus muertos! ¡Tú, sígueme!».
Piensa:
En un mundo donde todos quieren ser jefes, es importante aprender a ser un buen seguidor. Cada día nos topamos con muchas frases y videos motivacionales que nos invitan a desarrollar nuestras habilidades de liderazgo y, erróneamente, creemos que el liderazgo solo se ejerce cuando estamos al mando; pero en realidad un buen seguidor también es partícipe de un buen liderazgo.
Imagina una empresa donde todos sean jefes, sería un caos. Si todos actúan de acuerdo a sus propias ideas y no hay un lineamiento al cual adherirse, ¿no crees? Un claro ejemplo en la naturaleza es una manada de lobos, no hay un rol más importante que otro, es tan valioso el líder alfa que guía al grupo, como los cazadores o los ancianos.
En la vida espiritual es lo mismo. Muchas veces nos preocupamos por escalar para tener una posición más importante, pensando que de esa forma podemos hacer mejores cosas; pero no es así. Hoy Jesús nos invita a ser seguidores, seguidores comprometidos y fieles, que sean capaces de dejar todo de lado para cumplir con su misión. Y no lo hace con engaños o escondiendo las dificultades de seguir el camino del discípulo, al contrario, nos pide ser muy conscientes de esta decisión y de lo complejo que puede ser ponernos al servicio de nuestros hermanos.
Como siempre, es él quien nos pone el ejemplo. Ha dejado todo atrás: su casa, su familia, la comodidad de una vida en el anonimato; y ha salido para hacerse escuchar y anunciar el mensaje de salvación. Y ahora nos pide seguirle, no como seguidores serviles que solo estén detrás adulándolo, sino como iguales; poniendo la misma exigencia que él mismo lleva sobre sus hombros.
Un maestro de la ley le dice «te seguiré», y Jesús le advierte que para hacerlo debe estar consciente de que no tendrá las comodidades y la figura de poder que ha tenido hasta ese momento. Otro le dice «primero iré a enterrar a mi padre», es decir «Sí, pero luego», y Jesús le dice que no hay cosa más importante que cumplir con nuestra misión. Cuántas veces nosotros pensamos: nada más que termine la escuela, nada más que me acomode en el trabajo, solo que crezcan un poco mis hijos… y el «luego» se convierte en «nunca».
Jesús no nos pide caminar detrás de él, sino que nos invita a estar a su lado. La pregunta ahora es ¿estamos dispuestos a aceptar esa responsabilidad? ¿Somos capaces de dejar todo y emprender el camino al que nos invita? ¿O preferimos ir primero a «enterrar a nuestros muertos?»
Dialoga:
Señor Jesús, tú me invitas a seguirte y pacientemente esperas mi respuesta. Quizá me has llamado más de una vez, pero yo en medio del ajetreo de la cotidianeidad he postergado mi misión. Hoy quiero ponerme de nuevo frente a ti y comprometerme a ser un discípulo comprometido. Dame el valor para dar el sí definitivo y comenzar a construir el futuro que tienes preparado para mi y mis hermanos.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que no tenga miedo de seguirte»
Recalculando:
Para recalcular tu vida de seguimiento al Señor, te proponemos ir a acompañar a alguien que esté solo o que sufra y lo harás como forma de expresarle al Señor que una manera de seguirlo es atender a los hermanos más necesitados. Verás que tú serás un gran beneficiado por seguir al Señor.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 8:18-22
Jesús vio que mucha gente lo rodeaba. Por eso, ordenó a sus discípulos que lo acompañaran al otro lado del Lago de Galilea. Cuando llegaron allá, un maestro de la Ley se le acercó y le dijo:
—Maestro, yo te acompañaré a dondequiera que vayas.
Jesús le contestó:
—Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo un lugar donde descansar.
Otro de sus discípulos le dijo después:
—Señor, dame permiso para ir primero a enterrar a mi padre; luego te seguiré.
Jesús le contestó:
—¡Deja que los muertos entierren a sus muertos! ¡Tú, sígueme!
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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