Reflexiona:

«…la semilla de mostaza. A pesar de ser muy pequeña, …crece hasta convertirse en la más grande de las plantas del huerto.»

Piensa:

Los últimos años han estado llenos de situaciones complicadas, dolorosas y, muchas de ellas, devastadoras. La violencia en el Medio Oriente, atentados terroristas, gobiernos que van acabando con sus países cegados por su egoísmo, ataques de grupos radicales en contra de gente inocente solo porque piensan o actúan diferente. En fin, podemos pensar que la esperanza de un futuro mejor se va apagando, pero no es así.

En medio de toda esta tristeza no deja de haber personas que deciden hacer las cosas diferentes, sigue habiendo héroes de la vida diaria que no se dejan vencer por la depresión y que cada día salen al mundo a hacer las cosas bien, sin importarles si son reconocidos o si alguien los mira, simplemente les interesa dejar una huella positiva en su entorno.

Podríamos pensar que para lograr hacer algo relevante es necesario tener un alto cargo político o poder económico, pero no es así. Para hacer un cambio solo es necesario, tener la voluntad de hacerlo, con acciones pequeñas en nuestra familia, vecindario, colegio o centro laboral. Decidamos hacer las cosas bien y sembrar la semilla de la verdad, ayudar en casa, apoyar a tus hermanos, tenderles la mano a tus compañeros del colegio o trabajo, podrían parecer pequeñeces, pero como el Evangelio de hoy nos recuerda que no importa lo pequeñas que puedan parecer nuestras acciones, si son hechas con amor, pueden hacer una gran diferencia.

Si cada día nos preocupamos por hacer algo bien, esto inspirará a otros, y con el paso del tiempo la suma de esfuerzos logrará hacer una gran diferencia en el mundo. Solo es necesario nunca dejar de intentarlo.

Así que el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre ¿qué estamos sembrando en el mundo? ¿Cuál es esa semilla de bondad que estas dejando en tu entorno? ¿Cómo colaboras para mejorar la realidad de la gente que te rodea?

Dialoga:

Señor Jesús, gracias por llamarme a ser un vocero de tu alegría en este mundo, y porque a pesar de mis inseguridades me sigues dando la oportunidad de marcar una diferencia positiva. Dame el coraje de saber siempre buscar la forma de ayudar, como tú siempre lo hiciste por nosotros, y para que, a pesar de las dificultades nunca pierda la esperanza y el deseo de servirte.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que mis acciones sean semilla de paz»

Recalculando:

Para recalcular el sentido de tu vida cristiana te invito a que te preguntes: ¿Qué hago yo para que el mundo sea diferente? Posiblemente te asusta pensar que no lograrás un cambio a corto plazo, pero puedes ayudar a una persona a ser mejor, a sentirse mejor. Busca a alguien, enséñale algo nuevo, aumenta sus capacidades, y esta persona seguramente dará frutos gracias a tu acción.

Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 13:31-35

Jesús también les hizo esta comparación:

«Con el reino de Dios pasa algo parecido a lo que sucede con la semilla de mostaza. A pesar de ser muy pequeña, cuando un hombre la siembra en su terreno, crece hasta convertirse en la más grande de las plantas del huerto. Llega a ser tan grande como un árbol, y hasta los pájaros hacen nidos en sus ramas.»

Jesús les puso una comparación más:

«Con el reino de Dios pasa lo mismo que con la harina. Cuando una mujer pone en ella un poquito de levadura, ese poquito hace crecer toda la masa.»

Jesús le enseñó todo esto a la gente por medio de ejemplos y comparaciones, y sólo así enseñaba. ;De esa manera, Jesús cumplía lo que Dios había dicho por medio del profeta:

«Hablaré a la gente por medio de ejemplos, y contaré cosas que Dios ha tenido en secreto desde que hizo el mundo.»

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.