Reflexiona:
«Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros» (NBD).
Piensa:
Cuando salimos de vacaciones casi siempre tenemos las mismas etapas, al llegar nos tomamos las cosas con calma y no observamos demasiado el entorno, solo nos preocupamos con divertirnos, pero cuando se acerca el día de partir empezamos a pensar en aquellas cosas que nos han gustado y que no nos podemos llevar; incluso en las personas que hemos conocido, aunque sea solo un par de tardes en la playa. Y el día de partir pensamos en todo aquello y pensamos «si pudiera, buscaría la forma de quedarme».
Esa misma sensación tenía Jesús cuando se acercaba hacia el fin de su vida terrenal. Él sabía muy bien lo que sucedería y entendía lo doloroso que iba a ser, pero no se preocupa tanto por eso, su mayor preocupación son sus amigos, las personas con las que compartía diariamente y a quienes amaba profundamente. Le dolía dejarlos, no quería que sufrieran y eleva una oración al Padre para encomendarlos a su cuidado. Esta oración es algo así como el testamento de Jesús, lo que nos deja, un mensaje para que, aunque no esté entre nosotros, sepamos cuanto nos ama, y que no nos ha dejado solos.
Seguramente nosotros también hemos pasado momentos de separación que nos han marcado y podemos entender que a veces nos duele más el sufrimiento de las personas que nos van a extrañar, que nuestra propia pena. Esta semana el Evangelio nos ha invitado a reflexionar sobre el amor y hoy Jesús nos da un ejemplo de cómo debemos vivir esos momentos de pruebas, aun en las horas más tristes encuentra la forma de dar, deja de lado su miedo y busca seguir amando a los suyos. Ojalá que sepamos imitarlo y amar sin medida en todo momento.
Dialoga:
Señor Jesús, tú eres el mayor ejemplo de amor sin medida, por ello te pido que me ayudes a ser siempre generoso con los demás y a saber encontrar la fuerza en la oración para superar las pruebas y los momentos difíciles. Dame la gracia de encontrar el consuelo, en el servicio a mis hermanos.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que mi fuerza esté siempre en la oración»
Recalculando:
Para redireccionar tu vida, te proponemos que hagas un análisis de lo que estás dejando para el futuro. Es decir, no vivir siempre en el tiempo presente, sino cuál será tu legado para quienes te conocieron. No se trata de la herencia de cosas materiales, sino los valores que has practicado y enseñado. Es bueno escribir una lista de los tres valores principales que quieres que otros aprendan a vivir.
Texto del Evangelio de hoy: San Juan 17:111
Después de que Jesús terminó de hablar con sus discípulos, miró al cielo y dijo:
«Padre mío, ha llegado el momento de que muestres a la gente lo grande y poderoso que soy. De ese modo yo también les mostraré lo grandioso y maravilloso que eres tú.
»Tú me diste autoridad y poder sobre todos los que viven en el mundo, para dar vida eterna a todos los seguidores que me has dado. Esta vida eterna la reciben cuando creen en ti y en mí; en ti, porque eres el único Dios verdadero, y en mí, porque soy el Mesías que tú enviaste al mundo.
»A todo el mundo le he mostrado lo grande y poderoso que eres tú, porque cumplí con todo lo que me ordenaste. Y ahora, Padre, dame el poder y la grandeza que tenía cuando estaba contigo, antes de que existiera el mundo.
»A los seguidores que me diste les he mostrado quién eres. Ellos eran tuyos, y tú me los diste, y han obedecido todo lo que les ordenaste. Ahora saben que tú me diste todo lo que tengo, porque les he dado el mensaje que me diste, y ellos lo han aceptado. Saben que tú me enviaste, y lo han creído.
»Yo te ruego por ellos. No pido por la gente que no me acepta y que sólo piensa en las cosas de este mundo. Más bien, pido por los seguidores que me diste y que son tuyos. Todo lo que tengo es tuyo, y todo lo que tú tienes es mío. Y en todo esto se muestra lo grande y poderoso que soy.
»Padre celestial, dentro de poco ya no estaré en el mundo, pues voy a donde tú estás. Pero mis seguidores van a permanecer en este mundo. Por eso te pido que los cuides, y que uses el poder que me diste para que se mantengan unidos, como tú y yo lo estamos.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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