Evangelio de hoy: San Lucas 18:35-43
Reflexiona:
Jesús dijo: «¡Muy bien, ya puedes ver! Te has sanado porque confiaste en mí».
Piensa:
Nosotros pasamos una gran parte de nuestro tiempo deseando ver el camino a seguir. Muchas personas tienen la visión más clara y se anticipan a los hechos. Saben cómo administrar el tiempo, los recursos, enfrentar adversidades y muchas otras cosas. Cuánto nos gustaría a cada uno tener una visión sobre nuestro porvenir. En el mundo hay personas que no saben qué pasará con sus vidas el día de mañana. ¿Cómo te sientes tú en la visión ante tu vida? ¿Puedes ver con claridad? ¿Qué cosas crees que puede cambiar en tu visión sobre tu propia historia y sobre tus decisiones?
Jesús es el Señor de la historia, y nos puede ofrecer algo más en nuestras vidas, nos puede “alargar la visión” no sólo el sentido de la vista, sino la visión de la historia, donde nosotros somos los protagonistas. Es en la historia donde Jesús viene a salvarnos de las cosas que nos esclavizan y nos mantienen ciegos. Pero nosotros necesitamos tener una confianza en Él para poder pedir con humildad la visión sobre nuestra vida, sobre el mundo y sobre la historia donde Él nos puso.
Dialoga:
Señor Jesús, me voy dando cuenta que no logro ver todo lo que quisiera. En algunos momentos actúo sin conciencia y me dejo llevar más por instintos, que por los valores cristianos. Quiero pedirte que me liberes de la ceguera espiritual y me ayudes a ver con claridad el camino de mi vida. Quiero pedirte con humildad poder ver como Tú me ves a mí. Señor, que no tenga miedo de ver mi realidad, que sepa enfrentar los obstáculos para no caerme, y así poder vivir en plenitud y felicidad.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor que vea»
Recalculando:
Toma un momento en tu día, busca relajarte y en paz observa tu historia con la visión que te da Jesús. ¿Qué cosas en tu diario vivir observas que podrían ser mejores? Es importante ver al menos una de ellas. La visión que Jesús te otorga sobre tu historia no es para lamentarse, sino para volver al camino, como hace el GPS cuando no vamos en la ruta más directa. Por esa razón recalculamos una actividad, que al fin de la semana podamos evaluar cómo nos fue.
Texto del Evangelio de hoy:
Jesús iba llegando a la ciudad de Jericó. Junto al camino estaba un ciego pidiendo limosna. Cuando el ciego oyó el ruido de la gente que pasaba, preguntó:
—¿Qué sucede?
La gente le explicó:
—Ahí viene Jesús, el del pueblo de Nazaret.
Entonces el ciego se puso a gritar: «¡Jesús, tú que eres el Mesías, ten compasión de mí y ayúdame!»
Los que iban delante reprendían al ciego para que se callara, pero él gritó con más fuerza: «¡Mesías, ten compasión de mí y ayúdame!»
Jesús se detuvo y ordenó que trajeran al ciego. Cuando el ciego estuvo cerca, Jesús le preguntó:
—¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le respondió:
—Señor, ¡quiero volver a ver!
Jesús le dijo:
—¡Muy bien, ya puedes ver! Te has sanado porque confiaste en mí.
En ese mismo instante, el ciego pudo ver, y siguió a Jesús, alabando a Dios. Toda la gente que vio esto, también alababa a Dios.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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