Reflexiona:
Jesús dijo: —Si alguien me ama, también me obedece.
Piensa:
En la historia de Pinocho, cuando el Hada azul le dice que tiene que ser un niño bueno, le da a un compañero: «Pepe grillo», quien sería el encargado de aconsejarlo y recordarle que debe ser bueno para que se cumpla su deseo de ser un niño de verdad. Pero vemos a lo largo de la historia como Pinocho en repetidas ocasiones ignora la voz de Pepe Grillo y se mete en problemas porque se deja engañar por las malas compañías.
Esto es algo similar a lo que vemos en el Evangelio de hoy. Jesús debe volver al Padre, pero asegura que nos envía al Espíritu Santo, que es quien «nos recuerda las enseñanzas de Jesús» para mantenerlas firmes en nuestros corazones; pero como siempre Dios no se impone, nosotros tenemos la opción de escucharle o ignorarlo, pero nos promete que quienes escuchen y pongan en práctica su palabra conseguirán alcanzar la vida eterna.
Esa es la única medida que tenemos para saber si somos dignos de la gracia de Dios. No se trata de las horas que pasemos en la iglesia, o el número de oraciones que recitemos, porque, aunque estas devociones son buenas para el fortalecimiento espiritual, es necesario que las se conviertan en acciones de servicio para nuestro prójimo. El que escucha, pero no obedece, es igual o peor, que quien no escucha.
Por eso pidamos al Espíritu Santo que nos haga dóciles a sus inspiraciones para que actuemos siempre acorde a las enseñanzas de Jesús y así evitar, como Pinocho sufrir las consecuencias de ignorar su mensaje.
Dialoga:
Señor Jesús, gracias por enviar tu Espíritu para mantener viva la llama de tu amor en mi corazón. Te pido que me ayudes a ser obediente y estar atento a sus inspiraciones para nunca desviarme del camino, y si por alguna razón me aparto y me pierdo, dame la fuerza y la humildad para saber reconocer mis errores y regresar a ti.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Santo Espíritu, hazme dócil a tus inspiraciones»
Recalculando:
Estar guiados por el Espíritu Santo significa no ceder a ninguna tentación mundana, sobre todo a aquellas que nos ofrecen «hacer trampa» para aventajarnos a nosotros. Siendo honestos, busquemos cuáles son esas situaciones y propongámonos evitarlas para que podamos sentirnos libres y cristianos obedientes.
Texto del Evangelio de hoy: San Juan 14:21-26
«El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad.
Entonces el otro Judas, no Judas Iscariote, le preguntó:
—Señor, ¿por qué sólo te vas a mostrar a nosotros, y no a los demás?
Jesús le contestó:
—Si alguien me ama, también me obedece. Dios mi Padre lo amará, y vendremos a vivir con él. Los que no me aman, no me obedecen. Pero yo les he dicho solamente lo que mi Padre me envió a decirles, no lo que a mí se me ocurrió.
»Les digo esto mientras todavía estoy con ustedes. El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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