Reflexiona:
“¡Excelente!, eres un empleado bueno.”
Piensa:
El Hobbit es una historia en novela y en película que nos cuenta las aventuras de Bilbo Bolsón, que vive cómodamente en «La Comarca», hasta que Gandalf lo incita a emprender una aventura con trece enanos. Al principio le da mucho miedo dejar su hogar y su rutina, pero al final decide emprender el viaje y partir a lo desconocido, y durante el viaje vive todo un proceso de autodescubrimiento y crecimiento personal.
Esta curiosa historia nos recuerda que cuando logramos vencer nuestro miedo y salir de nuestra zona de confort somos capaces de encontrarnos con nuevas facetas que nos llevan a alcanzar nuevas metas y, sí tal vez, a enfrentar dificultades pero al final valdrá la pena el esfuerzo.
Hoy el Evangelio nos hace un llamado a ser valientes, a no dejarnos vencer por la mediocridad o el conformismo, sino a explotar nuestros talentos y ponerlos al servicio de los demás. Esta es la única manera en la que seremos capaces de crecer espiritualmente. Todos tenemos algo que ofrecer, a todos nos ha sido confiado «algo», y es nuestro deber multiplicarlo. Solo hay que estar dispuestos a asumir el riesgo de dejar atrás todo lo que creemos tener, para ir detrás de algo nuevo y más valioso.
¿Alguna vez te has puesto a pensar que has hecho con tus talentos? ¿Los has puesto al servicio de los demás? ¿O te has conformado con tenerlos para ti? ¿Eres capaz de salir de tu zona de confort para crecer? ¿O dejas que el miedo te controle y te impida mejorar?
Dialoga:
Señor Jesús, ayúdame para no permanecer petrificado por el miedo, dame el valor para saber ponerme al servicio de mis hermanos. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad y hacer multiplicar todos los dones que me has confiado.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a vencer el miedo»
Recalculando:
Para iniciar una aventura de transformarte también el discípulo que sigue a misionero que anuncia el Reino, encuentra a una persona, esa que tú sabes que por algún motivo no está cerca del Señor. En primer lugar, escúchala, dale tu ánimo y opinión sobre cómo puede estar mejor si acepta a Jesús, si también reconoce que puede vivir una vida más plena. Tal vez es un trabajo que implique más de un encuentro personal. Pero hay que vencer el miedo y transformarse en evangelizador, anunciador de la buena noticia.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 19:11-28
Jesús estaba muy cerca de la ciudad de Jerusalén, y la gente que lo escuchaba creía que el reino de Dios comenzaría de inmediato. Entonces Jesús les puso este ejemplo:
«Un príncipe fue nombrado rey de su país, y tuvo que hacer un largo viaje para que el emperador lo coronara. Después de la coronación, volvería a su país. Por eso llamó a diez de sus empleados. A cada uno le dio cierta cantidad de dinero, y le dijo: “Haz negocios con este dinero, hasta que yo vuelva.”
»Pero la gente de aquel país no quería a este príncipe, así que envió a un grupo de personas con este mensaje para el emperador: “No queremos que este hombre sea nuestro rey.”
»Sin embargo, el príncipe fue coronado rey y, cuando regresó a su país, mandó llamar a los diez empleados encargados del dinero, para ver cómo les había ido.
»Llegó el primero de ellos, y dijo: “Señor, hice negocios con el dinero, y gané diez veces más de lo que usted me dio.” El rey le dijo: “¡Excelente!, eres un empleado bueno. Ya que cuidaste muy bien lo poco que te di, te nombro gobernador de diez ciudades.”
»Llegó el segundo empleado y dijo: “Señor, hice negocios con el dinero, y gané cinco veces más de lo que usted me dio.” El rey le dijo: “Tú serás gobernador de cinco ciudades.”
»Después llegó otro empleado y dijo: “Señor, yo sé que usted es un hombre muy exigente, que pide hasta lo imposible. Por eso me dio miedo, así que envolví el dinero en un pañuelo y lo guardé. Aquí se lo devuelvo todo.” El rey le respondió: “Eres un empleado malo. Tú mismo te has condenado con tus propias palabras. Si sabías que soy muy exigente, y que pido hasta lo imposible, ¿por qué no llevaste el dinero al banco? Así, cuando yo volviera, recibiría el dinero que te di, más los intereses.”
»El rey les ordenó a unos empleados que estaban allí: “Quítenle a éste el dinero, y dénselo al que ganó diez veces más de lo que recibió.” Pero ellos le contestaron: “Señor, ¿por qué a él, si ya tiene diez veces más?”
»El rey les respondió: “Les aseguro que, al que tiene mucho, se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poquito que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, tráiganlos y mátenlos delante de mí, porque ellos no querían que yo fuera su rey.”»
Jesús terminó de hablar y siguió su camino hacia Jerusalén.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ®nbsp;© Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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