Orar con mi esposo es un acto humilde y vulnerable que nos ha consolado en tiempos de problemas, nos ha animado en tiempos de duda y nos ha dado poder en tiempos de debilidad. Juntos hemos rezado himnos de alabanza y lamentos de tristeza, oraciones de triunfo y oraciones de derrota. En cualquier situación que enfrentemos, nos dirigimos rápidamente a Dios para que nos guíe.

Pero no siempre fue así.

Cuando recién nos casamos, orar juntos fue dolorosamente incómodo. Temía que mis oraciones sonaran tontas y superficiales, como un gong ruidoso o un címbalo. No quería revelarle a mi esposo que no era la mujer segura ni bien hablada con la que creía que se había casado.

Mi marido también tenía todo un conjunto de inseguridades con las que estaba lidiando. Pero si queríamos que nuestras vidas continuamente señalaran a Cristo, sabíamos que teníamos que rendirle todas estas dudas y temores.

Investigué cómo orar juntos, como pareja casada, y los datos que encontré me sorprendieron: la tasa de divorcio de las parejas que oran juntos regularmente es menos del 1 por ciento*. Esto es sorprendente ya que la tasa de divorcio en los Estados Unidos es del 50 por ciento.

La incorporación de la oración en nuestro matrimonio pasó de ser un objetivo a una prioridad inmediata. Aunque inicialmente nos sentimos incómodos, perseveramos y nos alegramos de haberlo hecho.

Aquí hay cinco consejos para ayudarte a ti y a tu cónyuge a orar juntos.

1. Hablen acerca de sus expectativas. ¿Quién estará orando? ¿Se turnarán para orar? ¿Tendrán tiempo y lugar establecidos? ¿Por qué orarán? Habla sobre las partes de la oración que lo hacen sentir incómodo y pídele a tu cónyuge que haga lo mismo.

2. Lean las Escrituras. Efesios 6:18 puede proporcionar orientación al comenzar tu viaje de oración juntos: «No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo». Encuentren un versículo que les hable y consúltenlo a menudo.

3. Comiencen simplemente. Una vez que hayan comunicado sus expectativas, simplemente comiencen a orar. No se preocupen por las cosas correctas o incorrectas que decir. Algunos días tendrán más que decir que otros, y eso está bien. Se sorprenderán lo fácil que se vuelve.

4. Mantengan una lista de las cosas por las que quieren orar juntos. Si tienen problemas para recordar todo lo que quieren orar, tengan una lista compartida para consultar. De esa manera, sentirán menos presión para recordar todo.

5. Perseveren en sus esfuerzos. Cuando recién nos casamos, Dan y yo dijimos que leeríamos un devocional y rezaríamos todas las noches antes de la cena. Demasiadas noches de hambre y caos hicieron que este plan fuera un poco ambicioso.

Reserven un tiempo que funcione para sus horarios. Y no se desanimen si no rezan con la frecuencia que deseen. Recuerden, Dios está más interesado en el tiempo que tiene con ustedes ahora que en el tiempo que perdieron con él en el pasado.

*David McLaughlin, The Role of the Man in the Family, 1990 («El papel del hombre en la familia»).

Originalmente publicado en inglés en el Bible Blog de American Bible Society el 19 de agosto de 2014.