Reflexiona:
No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.
Piensa:
Mi madre siempre decía: lo que vayas a hacer, asegúrate de hacerlo lo mejor posible. Si vas a lavar platos, que sean los más limpios; si vas a dar clases, que sean las mejores clases; si vas a ser doctor, sé el mejor doctor. Es decir, hacer el mejor esfuerzo en todo.
Muchas personas se sienten atraídas por Jesús, les asombran los milagros, se emocionan con sus palabras, pero cuando se trata de dejarlo todo para seguirlo; se asustan. Y a nosotros, nos puede pasar lo mismo, quizá hemos crecido escuchando sobre ser buenas personas, en la escuela nos enseñaron ética profesional; pero cuando es momento de estar en «el mundo real» a veces terminamos por hacer lo que todos los demás hacen e ignoramos nuestros principios, por temor a la crítica, las burlas o simplemente por encajar.
Hoy Jesús nos dice que no se le puede «seguir a medias», sino que debemos comprometernos realmente con él, a veces nos conformamos pensando que «no somos tan malos», o que hay personas peores; pero lo que en realidad deberíamos preguntarnos es si somos tan buenos como podemos ser.
Muchas veces nos han dicho que «mucho ayuda el que no estorba», pero para Jesús eso no sirve, no basta con decir «yo no le hago mal a nadie», sino que es necesario hacer algo bueno por los demás. No podemos ser medio buenos, o cumplir solo con lo que nos gusta; debemos hacer un cambio real de actitud y de vida, para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Hoy, es un buen momento para preguntarte: ¿qué es lo que te impide hacer el bien? ¿Qué situaciones, personas o actitudes te alejan de ser una buena persona? ¿En realidad es eso lo que te frena, o inconscientemente eres tú quien no se quiere alejar de ello?
Seamos sinceros con nosotros mismos y no pongamos excusas cuando Jesús nos diga: ¡Ven y sígueme!
Dialoga:
Señor Jesús, dame un corazón dócil que se deje guiar por tu voz, y que sepa responder a tu llamado. Dame la inteligencia para saber encontrar el lugar en el que tú quieres que te sirva. Dame el valor para poder hacer un cambio en mi vida y comprometerme totalmente con la misión que tienes para mí.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, hazme dócil a tu llamado»
Recalculando:
Querer seguir a Jesús es recalcular la dirección de la vida. Si analizas en tu interior, qué es lo que falta por hacer, estoy seguro de que encuentras al menos una pequeña cosa, que podrías mejorar hoy. Toma la decisión de hacerla bien. Insiste en esto, verás que si logras una vez, puede crearse un hábito bueno para ti y ejemplo para la sociedad.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 9:57-62
Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús:
—Te seguiré a cualquier sitio que vayas.
Jesús le contestó:
—Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar.
Después Jesús le dijo a otro:
—¡Sígueme!
Pero él respondió:
—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.
Jesús le dijo:
—Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que los muertos entierren a sus muertos!
Luego vino otra persona y le dijo a Jesús:
—Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.
Jesús le dijo:
—No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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