Reflexiona:
«Ustedes me piden como prueba una señal, pero son malos y no confían en Dios».
Piensa:
Vivimos en un mundo donde hay cánones para todo, lo que es biológica, social y personalmente correcto e incorrecto; nos enseñan a vivir pensando en «el que dirán» y, por ende, pasamos una buena parte de nuestro día dando explicaciones para justificar lo que hacemos o dejamos de hacer.
Desde cosas muy sencillas, como explicar porque llegamos tarde, hasta incluso por qué no nos hemos casado a cierta edad, o porque si estamos casados aún no tenemos hijos; en fin, pareciera que debemos dar pruebas de cada aspecto de nuestras vidas, pero al final de cuenta las demás personas ya se han creado una idea sobre nuestras motivaciones y la mayoría de las veces no importa cuántas explicaciones des, ellos seguirán pensado lo mismo.
Y, por otro lado, ¿te has dado cuenta cuán a menudo quieres una explicación o prueba de las cosas? Por ejemplo, alguien te dice que te llamó, tu primera reacción es revisar tu celular para ver si tienes una llamada perdida. Queremos pruebas para creer.
Y en la vida espiritual no es muy diferente, no es raro ver a personas que buscan una sanación milagrosa, la solución de un problema complicado, un ascenso en el trabajo, etc. Como una prueba de que Dios existe y que está al pendiente de nuestras necesidades.
Pero ¿de verdad al ver un milagro nuestra fe se dispararía en automático y seríamos creyentes? ¿O solo buscamos satisfacer nuestra curiosidad morbosa de ver «algo extraordinario»?
Hoy Jesús le lanza un reproche al pueblo, y podría aplicar para nosotros también, porque, así como ellos escuchaban sus palabras y las ignoraban, nosotros tenemos esa misma actitud. Hemos crecido escuchando sobre Jesús, pero ¿realmente estamos dispuestos a creerle y realizar un cambio de vida de acuerdo a su mensaje?
Este es un buen momento para detenernos a pensar cuánta disposición tenemos para hacer un cambio en nuestras vidas; qué tanto creemos en Dios, pero sobre todo qué tanto le creemos. Todos los días recibimos señales y suceden cosas extraordinarias ¿Sigues esperando un milagro para convencerte?
Dejemos la necedad de lado y dejemos que nuestro corazón se encuentre con Jesús y su amor.
Dialoga:
Señor Jesús, hoy quiero pedirte perdón por todas las veces que mi soberbia y necedad, me han alejado de tu gracia. Ayúdame a ser feliz con las muestras de amor que me das cada día, para que sabiendo reconocer tu mano bondadosa, sepa darte a conocer a otros.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, dame una fe fuerte para creer y convertirme»
Recalculando:
Te propongo que hoy puedas revisar tu fe y que encuentres un porqué crees en Dios como lo presentó Jesús. Si solamente crees para que te ayude en tus cosas cotidianas, deberías revisar este modelo tuyo de fe. Acércate a alguna persona que conozcas que tal vez necesite una ayuda para creer. Coméntale sobre el Evangelio de hoy y escucha sus reacciones. Tal vez también tú puedas recibir de alguien más una palabra que te ayude en tu fe. Recuerda que la fe se aumenta cuando la transmites.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 11:29-32
Mucha gente se acercó para escuchar a Jesús. Entonces él les dijo:
«Ustedes me piden como prueba una señal, pero son malos y no confían en Dios. La única prueba que les daré será lo que le pasó a Jonás. Así como él fue señal para los habitantes de la ciudad de Nínive, así yo, el Hijo del hombre, seré una señal para la gente de este tiempo.
»La reina del Sur se levantará en el día del juicio, y hablará contra ustedes para que Dios los castigue. Ella vino desde muy lejos para escuchar las sabias enseñanzas del rey Salomón, ¡y ustedes no quieren escuchar mis enseñanzas, aunque soy más importante que Salomón!
»En el juicio final, la gente de la ciudad de Nínive también se levantará, y hablará contra ustedes. Porque esa gente sí cambió de vida cuando oyó el mensaje que le anunció Jonás. ¡Pero ustedes oyen mi mensaje y no cambian, a pesar de que soy más importante que él!»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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